La «normalización lingüística», una anormalidad democrática by Manuel Jardón

La «normalización lingüística», una anormalidad democrática by Manuel Jardón

autor:Manuel Jardón [Jardón, Manuel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 1993-01-01T00:00:00+00:00


B. RAZONES O ARGUMENTOS A FAVOR DE LA «NORMALIZACIÓN»

INTRODUCCIÓN

Hablar de razones en pro de la promoción o imposición del gallego no es exacto en gran parte de los casos, si entendemos por razones las argumentaciones que se enuncian, después se desarrollan en forma silogística o equivalente, y se contraponen serenamente, racionalmente, a las razones que esgrime el adversario dialéctico.

Los «normalizadores» no se basan, en general, como ya he expuesto, en la racionalidad, en el espíritu de la Ilustración; se fundamentan, por el contrario, en la emotividad, en el Romanticismo. Para que haya debate válido sobre un tema, hace falta que los interlocutores sitúen tal tema en el terreno de lo debatible, de lo discutible, de lo relativo, de lo terrenal; pero en este caso el idioma gallego es para sus promotores más significados algo tabú, indiscutible, sagrado, no sujeto a debate. El gallego no se discute, se acepta o no se acepta, no es una cuestión científica, ni siquiera democrática, a decidir entre los gallegos o los españoles, es una cuestión patriótica, de lealtad a Galicia (entiéndase a una determinada concepción, esencialista y mística, de Galicia), o de traición a la misma, de ser bien o mal nacido, de pertenecer al grupo de los «bós e xenerosos» o de los «iñorantes, féridos, duros, imbéciles e escuros» en palabras del himno gallego.

Sin embargo, a pesar de que lo fundamental no es la ilustración racional, sino la iluminación mística, a pesar de que es una cuestión de fe pseudorreligiosa y de lealtad patriótica y no de libre elección racional y democrática; también es cierto que, así como en las religiones reveladas se fabrica una apologética frente a los heterodoxos para que aparezcan como compatibles razón y fe, los “normalizadores» echan mano de una amplia panoplia dialéctica frente a los reacios a la galleguización lingüística forzada, para que aparezcan como bien avenidas «normalización» y democracia.

Los «normalizadores», al menos los más fanáticos, presuponen la obviedad, la evidencia, de que «en Galicia, gallego»; aunque sería en plan democrático también obvio y evidente añadir «si quieren los gallegos». Como parten de su obviedad y de la fuerza excomulgante que tienen —se entiende que quien no acepta ese mandato patriótico («gallegos en gallego») ya no merece ser considerado gallego, o al menos buen gallego—, les basta con enunciar razones sin desarrollarlas, con formular slogans, con suponer que ellos tienen la verdad y los adversarios son traidores, o al menos que no están suficientemente concienciados.

Buena parte de los argumentos ya se han expuesto de manera más o menos explícita hasta ahora, sobre todo al exponer las leyes que imponen el gallego y al explicar las causas que han llevado a la elaboración de esas leyes, la principal de ellas el nacionalismo.

Sin embargo, considero conveniente, para mayor claridad, exponer de manera breve y explícita los argumentos que los «normalizadores» utilizan habitualmente y algún otro que también suelen emplear incluso los contrarios a la imposición del gallego pero sí favorables a su conservación, e incluso alguno que, si no he



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